El destrozo económico:
El COVID-19 ya pesaba sobre las perspectivas de la demanda de petróleo y el crecimiento global. La decisión de aumentar la producción de petróleo ha aumentado la presión sobre el precio del petróleo, la renta variable, las estimaciones de crecimiento mundial y los exportadores de petróleo, incluidos Rusia, Colombia, México, Brasil. Si bien, los bajos precios del petróleo podrían ser más beneficiosos para los importadores de petróleo de mercados emergentes, como India, Indonesia, Filipinas, Corea del Sur, Turquía y Europa Central y del Este, los flujos de capital para cubrir los déficits de cuenta corriente serán cruciales.
Cambios importante en el liderazgo del mercado. Los emergentes dependen del crecimiento y se esperaba este año que la prima de crecimiento económico comience a volver a favorecer a los mercados emergentes frente a los países desarrollados. Se retrasará hasta la segunda mitad de 2020 o potencialmente 2021.
El impacto del virus ha avanzado rápidamente y ahora se espera que cause una crisis global, pero la cuestión clave en esta recesión no es si las ganancias de las empresas caerán, sino si necesitarán nuevo capital.
El segundo punto clave es cómo tratarán los gobiernos de mitigar el impacto de una crisis, ya que, la respuesta ha sido recortar los tipos de interés para ayudar a las empresas y a las personas a pagar sus deudas y estimular la demanda, así, los gobiernos tendrían que abordar el impacto del coronavirus a través de la expansión fiscal, aunque no esta claro cual sería el impacto.
El gobierno del presidente Xi Jinping toma medidas para mantener la calma.
China puede ser el epicentro del virus, pero el número de países afectados aumenta cada día. Ciudades, e incluso regiones, están siendo puestas en cuarentena en un intento de limitar la propagación de la enfermedad. La consiguiente desaceleración, y a veces parálisis, en un período de tiempo relativamente corto puede someter a las empresas a una grave presión, volviéndose mucho más grave si el coronavirus se convierte en pandemia. Una leve, como la gripe de Hong Kong de 1968-9 recortaría el crecimiento mundial en 0,7%, mientras que una grave, como la española medio siglo antes, hasta un 4,8%, no se reconoce todavía plenamente el riesgo de interrupción de la cadena de suministro- y Europa y Reino Unido pueden sufrir.
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